Reflexionando sobre la “Imperfección” (II)

Como vimos en un post anterior, consideramos que la imperfección se compone de tres factores: la vaguedad, la incompletitud y la ambigüedad. Partimos de la consideración de que la vaguedad se divide en dos: la imprecisión (vaguedad ontológica) y la incertidumbre (vaguedad epistémica). Pasamos a continuación a explicarlas de manera más detallada las propiedades.

Planteamiento desarrollado para la Imperfección (Leticia TOBALINA-PULIDO)

La vaguedad se utiliza muchas veces en la bibliografía como sinónimo de imprecisión, tal y como lo planteaba Zadeh (1965). Fue un término empleado por primera vez por B. Russell como concepto opuesto al de precisión (Russell, 1923). Sin embargo, es un concepto que en sí mismo es bastante ambiguo.

En el caso de la imprecisión, también conocida como vaguedad ontológica, se refiere a “cualquier afirmación sobre una entidad de esta categoría sigue siendo verdadera incluso cuando varía la calidad expresada para dicha características” (González-Pérez, 2018, 176). No debemos confundir, sin embargo, la imprecisión con la inexactitud, pues un dato puede ser preciso y a su vez inexacto. Por ejemplo, al referirnos a la función de una estructura, esta puede ser precisa y exacta: “una cabaña”, pero también puede ser simplemente exacta, si decimos que es una “vivienda”, e imprecisa – sabemos que es una vivienda, pero no podemos determinar qué tipo, mientras que en el primer caso si podemos determinarlo – (Tobalina-Pulido, 2019, 228).

La incertidumbre de los datos, también conocida como vaguedad epistémica, hace alusión a situaciones en las que nuestro conocimiento sobre algo es poco claro o incompleto (González-Pérez, 2018, 177). La incertidumbre, es decir, la falta de certeza de algo, “emerge de representaciones imperfectas del mundo y su análisis implica la toma de conciencia de que pueden existir contradicciones entre los datos y el fenómeno real representado por ellos” (Sánchez Trigueros, 2013, 13). Pero la incertidumbre no es solo inherente a los datos – las formas de datación o las variaciones en una prospección –, sino que también está presente en la elección “que l’on effectue à partir de ces données, et à l’interprétation que l’on en fait” ((De Runz, 2008, 11). Un ejemplo de dato incierto sería una referencia a un asentamiento tardío en el que la cronología viene dada por el tipo de cerámica hallada en superficie durante una prospección, y del que no conocemos información sobre el material hallado (ni láminas, ni dibujos, por ejemplo).

La incompletitud hace referencia a una ausencia de conocimiento o un conocimiento parcial de ciertos datos. Dentro de la información denominada incompleta quedan comprendidos “todos aquellos casos en los que no podemos asumir un valor para un dato (valor ausente) o, no podemos asumirlo de forma precisa, sea cual fuere el motivo por el que no poseemos dicho valor” (Medina Rodríguez, 1994, 28). En el caso de la Arqueología, como bien señala C. De Runz (2008, 15) también puede hacer referencia a los datos incompletos, pues ciertos objetos arqueológicos sólo son la representación de una realidad mayor a la que pertenecían en origen (De Runz, 2008).

La ambigüedad es la duda que se plantea a la hora de caracterizar o definir un objeto o un fenómeno. Es decir, un único elemento puede pertenecer a varias categorías al mismo tiempo. Pero también cuando una descripción permite hacer varias interpretaciones de un mismo elemento (De Runz, 2008). En Arqueología, cuando un objeto puede ser adscrito a varios períodos cronológicos por sus características, hablaríamos de ambigüedad. Por tanto, los conjuntos de datos pueden diferir en muchos aspectos entre ellos, como son su procedencia, su escala, el formato en el que estén codificados (una base de datos, un documento), etc. Todo ello contribuye a la variedad de los datos.

Y hasta aquí el post de hoy. ¿Queréis que sigamos profundizando más sobre este tema? Por ejemplo, aplicaciones prácticas, métodos empleados para medir la imperfección en arqueología, etc. Déjanos un comentario en las redes sociales o en el blog.

¡Que tengáis un buen día, arqueo inquietos!

Bibliografía

González-Pérez, César. (2018). Modelado de Información Para Arqueología y Antropología. Createspace Independent Publishing Platform.

Medina Rodríguez, Juan Miguel. (1994). “Bases de Datos Relacionales Difusas : Modelo Teórico y Aspectos de Su Implementación.” Granada: Universidad de Granada. https://digibug.ugr.es/handle/10481/29027.

Runz, Cyril De. (2008). “Imperfection, Temps et Espace : Modélisation, Analyse et Visualisation Dans Un SIG Archéologique.” Université de Reims Champagne-Ardenne. https://tel.archives-ouvertes.fr/tel-00560668.

Russell, B. (1923). “Vagueness.” The Australasian Journal of Psychology and Philosophy 1: 84–92.

Sánchez Trigueros, Fernando. (2013). “Reflexiones Sobre La Calidad y La Incertidumbre de Los Datos Arqueológicos.” Ligustinus 1: 9–19.

Tobalina-Pulido, Leticia. (2019). “De l’Èbre Moyen Aux Pyrenées : Dynamiques Spatiales et Temporelles Du Peuplement Rural Durant l’Antiquité Tardive (III-VII p.C.). Analyse Dans Un Contexte de Données Floues.” Pau. http://www.theses.fr/2019PAUU1072.

Zadeh, L A. (1965). “Fuzzy Sets.” Information and Control 8: 338–53.

Publicado por Leticia Tobalina-Pulido

Doctora en Arqueología por la Universidad de Navarra y la Université de Pau et des Pays de l'Adour. Miembro de la Casa de Velázquez-EHEHI (2021-2022). ¡Actualmente desarrollando el proyecto Dynat-Inc junto a un equipo genial! https://www.casadevelazquez.org/es/investigacion/investigadores/leticia-tobalina-pulido/

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